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Dr. José J. Mendoza Velásquez
Uno de los factores más importantes relacionados con el consumo de alcohol ha sido la llegada de la pandemia. Los datos a los que me voy a referir en esta cápsula son de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) de 2020 sobre COVID-19 y creo que lo más importante de todo esto es entender que durante el 2020, una de las epidemias que acompañó a la pandemia por COVID-19 fue el consumo de sustancias psicoactivas.[1] De manera particular, el consumo de sustancias psicoactivas principalmente fue liderado por el consumo de alcohol.
A lo largo del tiempo y las medidas sanitarias, aplicadas para disminuir el impacto de la pandemia, se convirtieron también en medidas que fueron incrementando algunos factores de riesgo para el consumo de alcohol. Esta es una situación importante, que destaca como los cambios drásticos de la vida cotidiana, así como la aparición de aspectos tanto económicos, políticos, sociales y psicológicos, hicieron que el consumo de sustancias psicoactivas, de manera particular el alcohol, y este consumo de alcohol se relacionara con infecciones respiratorias, conductas violentas, daños en la salud mental y efectos en la salud. Un punto importante es que mucho de este daño fue más prevalente en mujeres.
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Alcoholismo
El consumo excesivo de alcohol es un problema de la salud pública global y al entender el consumo de alcohol desde el enfoque ecológico es importante considerar que lo que vemos como una causa individual es en realidad una causa sistémica. En este contexto debemos considerar que el consumo de alcohol está relacionado con una serie de factores individuales dentro de los cuales están el sexo, la edad, el estado civil y la educación; pero estos no son los únicos factores a considerar, es decir que el favorecerlos o combatirlos no es lo único necesario para convertirlos en factores de protección ya que existen otros factores sociales y culturales que se ven asociados muy comúnmente al consumo de alcohol.
Basta con recordar que cuando, como medida sanitaria se hizo la restricción en la venta de alcohol durante los primeros meses del confinamiento en la pandemia durante el 2020, la respuesta emocional fue completamente distinta a la que tendríamos que esperar al ver que era una medida para proteger la vida. A pesar de que la medida era positiva para la vida, al prohibirle el consumo de alcohol a la población la respuesta emocional no fue la esperada.
También hay algunos otros factores como la situación geográfica y las políticas de regulación del alcohol, que se suman para favorecer el consumo excesivo de alcohol.
En nuestro país de manera particular, el problema es el consumo excesivo (en el que las personas consumen excesivamente de forma diaria), pero lo que es más común es del tipo intermitente, es decir que las personas tengan periodos en los que consumen grandes cantidades de alcohol y después dejan de consumir alcohol hasta que vuelven a consumir, generalmente, una semana después grandes cantidades de alcohol y es esto con lo que tenemos que romper, porque se ha observado que incrementa los factores de riesgo para presentar efectos adversos sobre las afecciones respiratorias.
Resultados ENSANUT de 2020 sobre COVID-19
En nuestro país el aumento del consumo de alcohol de la población mayor de 18 años entre el 2011 y el 2016 fue el pasar de 31,2% a 37,4% en hombres y de 46,8 aumentó a 51,9%, pero en mujeres de 16,8% a 24%; siendo considerable el incremento en mujeres.
Los datos del estudio muestran que casi la mitad de la población ha consumido excesivamente alcohol durante la pandemia.
Según los resultados de la ENSANUT COVID-19 la prevalencia de consumo de alcohol en adultos durante el confinamiento fue: 20,1% (16.863.458), siendo de 31,4% (12.579.685) en hombres y 9,8% (4.283.773) en mujeres; 5,8% (975.802) tuvo un mayor consumo durante el confinamiento en comparación con el periodo previo (5,3% de los hombres, 7,2% de las mujeres) y 50,7% (8.541.504) mantuvo su consumo (51,5% en hombres y 48,1% en mujeres) y poco menos de la mitad (43,1% [7.260.342]) un menor consumo (42,7% en hombres y 44,1% en las mujeres).
Considerando el patrón de consumo excesivo de alcohol, definido como el consumo de cinco o más copas por ocasión en hombres y cuatro o más copas por ocasión en mujeres, 7,3% de los adultos consumió alcohol de forma excesiva con una frecuencia semanal: 12,9% entre los hombres y 2,1% entre las mujeres. Con 11,6% informando una frecuencia de consumo excesivo mensual, siendo mayor en los hombres (18,3%) comparado con las mujeres (5,5%).
¿Cuáles fueron los factores que incrementaron el riesgo? Anteriormente se consideraba que eran exclusivamente los hombres en riesgo y aunque siguen siendo más frecuentemente los hombres los afectados, hay una relación positiva entre el consumo excesivo de alcohol y algunos factores, como por ejemplo: en los hombres, la edad en los cuales los adultos jóvenes consumen más alcohol; las personas de escolaridad alta; las personas que trabajaron durante el confinamiento y aquellos que tenían 1 o más personas en edad escolar dentro de casa, tenían más riesgo de consumir alcohol. Esto también cambió de acuerdo a las regiones geográficas.
Otro punto importante es que la situación conyugal también se ha convertido en un riesgo, es decir: aquellas personas que estaban casadas, unidas o separadas, divorciadas o viudas tenían mayor riesgo de mayor consumo. Esta es una situación muy importante y esto era más prevalente en hombres. En comparación con otros países, en los que ser soltero había significado un riesgo de incrementar el consumo de alcohol en nuestro país ocurrió lo contrario.
Otro dato muy importante con respecto a la cuestión laboral es que aquella población que trabajaba totalmente en casa o aquellos que salían completamente eran los que más riesgo tenían. Esto de alguna manera dejaba un poco más la prevalencia en aquellos que tuvieron cambios drásticos en sus modelos de vida. Y creo que esto ha sido coincidente con algunos otros lugares.
Reflexiones sobre la importancia de la desnormalización del consumo de alcohol
Estos datos nos dan una clara idea de lo importante que es empezar a trabajar en la prevención del consumo de alcohol, porque esto no es distinto en ningún lugar del mundo. En todo el planeta hemos visto que las medidas hechas para combatir el consumo de alcohol siguen todavía siendo insuficientes y el alcohol es un riesgo muy importante ya que no tenemos suficiente regulación y en nuestro país aunque siguen siendo los hombres en mayor riesgo las mujeres están aumentando su riesgo.
Creo que uno de los puntos más importantes a recalcar y como una conclusión interesante de la información presentada, es que aún a pesar de que este estudio es una especie de fotografía de las condiciones actuales del consumo de alcohol, esto no está causado por la pandemia, sino que fue una condición en la que ya vivíamos y la pandemia precipitó.
Asimismo, es importante que a partir de ahora consideremos que la droga de mayor impacto en nuestro país siempre ha sido el alcohol y que las políticas actuales para la regulación del alcohol son deficientes e insuficientes. Es increíble además que, por ejemplo haya habido mucho avance en las políticas de regulación de tabaco, pero no haya políticas estatales para decir: "Nosotros si vamos a tener estadios libres de alcohol", esto no ha pasado y considero que ya es momento de empezar a trabajar en políticas con una mayor regulación, donde el alcohol social, cultural y psicológicamente no forme una parte natural de nuestras vidas.
Espero que esta información les sea útil y recuerden consultar las referencias para que puedan informarse un poco más al respecto. Muchas gracias.
Publicado en Medscape: El alcohol no debe ser parte social, cultural o psicológicamente normal de nuestras vidas.
