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¿Qué pasará con mi empresa cuando me retire?

Por: José Fainsod Aronovich

¡¡¡Tengo mucho miedo de retirarme!!! Estas fueron las primeras palabras de Luis Reyes cuando empezamos a hablar de la sucesión. La plática no implicaba que mañana tendría que dejar la empresa; simplemente, era para crear conciencia de que hay que “dejar todo listo” antes de entregar a su sucesor las riendas de la empresa.

En las empresas familiares, y en las no familiares también, la sucesión es la llave de la continuidad. Un proceso de sucesión trunco, mal llevado, donde el fundador se pasa deshojando la margarita decidiendo un día que se va y otro que se queda, sin saber qué es lo que tiene que hacer, es una sucesión que hace peligrar la continuidad de la empresa. Lo mismo sucede cuando sin haber un plan de sucesión se presenta una contingencia y la empresa, conjuntamente con la familia, se queda sin líder.

Así como Luis, existen muchos fundadores que tienen que sensibilizarse acerca del tema…a pesar de sus temores. Por tal motivo Luis, le dije, es importante que tengamos un plan de sucesión; que trabajemos de la mano juntos. Primero un plan para un caso de contingencia y segundo, uno para tu retiro programado. Creo que después de esta explicación a Luis le empezó a regresar el color a la cara.

Luis abrió las puertas de Maderería el Roble en 1977. Sin haber completado sus estudios profesionales, por necesidades económicas, se tuvo que poner a trabajar. Después de haber sido la mano derecha de Ignacio López, el maestro carpintero, se arriesgó y puso su propio negocio. Fueron años difíciles para Luis ya que, para ese entonces, a sus 27 años, ya estaba casado con Ángeles y Lucia ya tenía 1 año de edad. Posteriormente llegaron Patricia y Erika.

Los años pasaron, la maderería se convirtió en una renombrada fábrica de muebles y las hijas crecieron. Luis tuvo la fortuna, gracias al sacrificio, el esfuerzo y al reconocimiento que sus clientes, de mandar a sus hijas a buenas escuelas y cada una pudo escoger la carrera que le atraía. La única a la que le gustó la empresa y los productos que se creaban fue a Patricia. Sin embargo, Luis nunca le permitió trabajar en El Roble. Así fue pasando la vida y Luis seguía apasionado con su empresa, pero estaba llegando a la edad madura. Nunca pensó en la sucesión ni las consecuencias de no hacerla.

La sucesión no es, como muchos piensan, dejarle el puesto a mi hijo, muchas veces el primogénito, e irnos a hacer quién sabe qué cosas. No, el proceso de sucesión contempla, cambios en la vida del mismo fundador, la familia y la empresa.

¿Por qué hay que hacer tantos cambios y no simplemente nombramos a nuestro sucesor y lo presentamos ante los trabajadores, clientes, proveedores, banqueros y terceros interesados?

Porque la sucesión afecta todo el ecosistema de la empresa. Para que le sea más fácil entender el tema, le explico a Luis:

a) Para el fundador dejar la empresa, “su hijo creado”, tiene una gran carga emocional. Convivimos con nuestro “hijo” todo el día, todos los días. ¿Cómo llenar ese hueco al irnos? En este caso, Luis tendrá que crear planes alternativos de vida donde se incluya, si quiere, seguir participando en la empresa más no en la operación. Puede hacer cosas diferentes en favor de la empresa (nuevos desarrollos, abrir mercados, innovar productos o servicios, liderar alguna certificación, irse al Consejo de Administración y como presidente ver a su empresa desde una óptica holística, fuera de la operación). Ahora se puede dar tiempo para atender a su familia, tener hobbies, realizar obras altruistas, jugar golf y otras tareas que por supuesto nunca pensó en realizarlas. También estará “entretenido” capacitando al sucesor, transmitiéndole sus conocimientos, pasándole sus relaciones y contándole sus experiencias y sobre todo cuidar, atender, jugar, pasear y gozar a sus nietos. Tiene 9 y son, después de la empresa, su pasión.

b) La familia debe ser parte del proceso. Juega un rol muy importante en la decisión del retiro y su apoyo a Luis será vital para darle confianza, “apapacharlo” y asignarle “tareas” creativas que le impidan extrañar la oficina y pensar, algo que muchos hacen, en regresar a la empresa.

Aunque no se tiene que dar en forma simultánea, hay que preparar la sucesión patrimonial; qué dar, cuándo dar; a quién dar, cuánto dar. Aquí es cuándo se tiene que pensar en tratar y querer ser equitativo o igualitario; ¿todos iguales o no? ¿Por qué? Esto hay que dejarlo muy claro hoy para evitar problemas mañana.

c) La empresa, y la familia también, necesitan órganos de gobierno. Luis siempre ha sido el gobierno. Hoy no es así, la familia necesita su gobierno, el Consejo de Familia, la empresa necesita los suyos, junta de dirección y Consejo de Administración y los propietarios (accionistas) necesitan el suyo la Asamblea de Accionistas. Todos deben funcionar eficazmente, formalmente, de manera estructurada y buscando cada uno cumplir los objetivos fijados.

De esto y muchas cosas más debe preocuparse y ocuparse Luis, y todo fundador, antes de su retiro.

Regresemos nuevamente con Luis. Todavía siento la angustia de sus palabras al expresar ¡¡¡Tengo mucho miedo de retirarme!!! Tengo que confesar que esa fue la primera vez que hablamos del tema y el reconoció que nunca lo había pensado y ahora que lo pongo fríamente sobre la mesa, le aterra.

Esto que le está pasando a Luis le ha pasado a muchos fundadores que no piensan que llega un momento en la vida, difícil de fijar en edades, que hay que pensar en el retiro. Sin embargo, más allá de esa preocupación personal hay otra preocupación mayor, su empresa. ¿Qué pasará con mi empresa cuando me retire? Esta pregunta le quita el sueño porque hoy no tiene una respuesta. Y no la tiene debido a que durante 45 años al frente de su negocio que fundó, el modelo de negocios ha estado basado en él y solo en él. Ahora está angustiado porque ha tomado todas las decisiones, no ha empoderado a ninguna de sus hijas ni las ha preparado para la sucesión; tampoco sabe, porque no ha tenido esa conversación con sus hijas, si alguna de ellas está interesada en la sucesión y continuidad de Maderería el Roble. En el pasado Patricia quería ser parte de la empresa, ¿seguirá teniendo ese interés? Tampoco hay un Consejo de administración que lo apoye porque ¿quién lo necesita si él es todo?

El puesto de director general es un puesto solitario sobre todo cuando no tienes una estructura de apoyo y estando solo es difícil planear y tomar las mejores decisiones.

Luis tiene que empezar pensar en el mañana, ya tuvo suficiente pensando en el hoy, hay que pensar quien puede ser el sucesor en caso de contingencia o dentro de un plan perfectamente estructurado. Si no hay en la familia quien lo siga deber pensar, antes de tomar otras decisiones, en contratar un externo al cual deberá preparar, acompañarlo, transmitirle los conocimientos, platicarle los secretos, enseñarle a negociar y sobre todo que haga equipo. Algo que Luis no pudo hacer.

Luis no está solo, en CONSULTORES OC lo vamos a acompañar. Estaremos hombro con hombro en esos momentos difíciles y lo apoyaremos para lograr que cumpla su sueño dándole la tranquilidad que necesita para planear esa transición que llevará a Maderería El Roble a la continuidad en manos de la Familia Reyes.

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