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Esto ocurre seis meses después de que los tribunales argentinos confirmaran que Irán y Hezbolá estaban detrás de los atentados de 1992 y 1994.
La ministra de Defensa de Argentina, Patricia Bullrich, anunció el viernes que el terrorista responsable del atentado de la Embajada de Israel en 1992 y del atentado de la AMIA de 1994 había sido identificado como Hussein Ahmad Karaki.
Bullrich dijo que Karaki era el jefe de las operaciones de Hezbolá en América Latina y había sido responsable de múltiples ataques históricamente y en los últimos años.
Confirmó que Karaki fue responsable de una serie de intentos de ataques terroristas en Perú, Bolivia y Brasil.
Ella lo describió como un "fantasma", habiendo estado operando bajo tierra desde la década de 1990, utilizando identidades falsas y utilizando documentos falsificados que le proporcionó Venezuela.
Bullrich dijo que le pondrían una alerta roja de Interpol, ya que actualmente vivía libre en el Líbano.
Se acusa a Venezuela de facilitar directamente los movimientos y operaciones de Karaki.
Esto ocurre seis meses después de que los tribunales argentinos confirmaran que Irán y Hezbolá estaban detrás de los atentados de 1992 y 1994.
La conexión sudamericana de Hezbolá
Bullrich enfatizó además que Hezbolá tomó efectivamente el control de los cárteles brasileños para convertirlos en organizaciones narcoterroristas, principalmente Primeiro Comando da Capital (PCC) y Comando Vermelho.
PCC ha estado directamente vinculado a Hezbolá durante al menos un año y se considera una importante fuente de financiación, con dinero enviado por PCC utilizado para financiar armas para su uso contra Israel.
Una investigación de Brasil descubrió que PCC cambió parte de sus ganancias por el derecho a operar bajo la protección de Hezbolá en el Medio Oriente.
El control de Hezbolá sobre las principales redes de suministro de drogas en Oriente Medio ha sido una gran fuente de financiación tanto para ellos mismos como para el régimen de Assad.
Hezbolá controla las principales áreas de producción de hachís del Líbano, el valle de Bekaa, así como ayuda al régimen de Assad a suministrar el capitán a las organizaciones criminales internacionales.
La conexión de Hezbolá con PCC es solo parte de esta red de suministro. PCC envía barcos llenos de cocaína al Atlántico medio, donde hacen contacto con barcos pertenecientes a la mafia calabresa o balcánica.
Allí, intercambian cocaína sudamericana por hachís de Hezbolá, y ambos barcos regresan a sus puertos de origen con su carga.