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Arvit: 19:15

Shajarit: 9:00

Minja: 18:15

Chulent

Sara Katz de Portnoy

טשאָלנט

Cholent

La receta que les voy a compartir puede parecerles muy simple y básica, pero si se fijan bien, no solo les servirá para preparar un rico platillo que nos ha llegado a través de tantas generaciones, sino como lección de vida.

A su chulent mi zeide le agregaba kishke echa en casa y elzelach. Entrar a su casa Erev Shabat era una experiencia que abarcaba todos los sentidos.

Ingredientes:

1 Kg de carne con hueso

3 papas

1/4 K cebada perla

1/4 Kg frijol

1/4 Kg alubia

6 hojas de laurel

1/2 cebolla en trozo

2 dientes de ajo

sal, pimienta, ajo en polvo y cebolla en polvo, al gusto

Agua para cubrirlo todo

Método de preparación

En olla grande pon a cocinar todo a fuego medio, cuando suelte el hervor, baja el fuego y mantenlo prendido hasta poco antes de shabes. Antes de comenzar Shabat, agrégale agua hervida y mételo al horno a 100 grados por toda la noche. No es necesario pasar el chulent a un platón para servirlo; la olla lo mantendrá caliente por más tiempo en la mesa.

Y por qué hacer chulent representa un consejo para toda la vida?

El agua en donde mezclarás todos tus ingredientes es la base de la vida. Sin agua, no existe la vida. Usarás carne con hueso, porque el hueso y la grasa que viene pegada, constituyen las imperfecciones de la vida que, a final de cuentas, se convierten en buenas lecciones, grandes risotadas y diversión. Las papas, cebada, alubias y frijol, que rinden tanto, representan la abundancia que te deseo goces. Las hojas de laurel aportaran el aroma a tu vida. La sal, cebolla y ajo constituyen la sazón. La pimienta constituye la parte interesante o picante de la vida.

Debes dejar el chulent reposar toda la noche, porque durante la noche los pleitos se enfrían, el amor se calienta, el aroma se esparce en el hogar, y el calor nos exalta tanto el cuerpo como el alma. Comiénzalo sobre la estufa y terminalo en el horno para comprender que no como comienzan las cosas, necesariamente así acaban. Todo se puede mejorar con nuestro esfuerzo.

Debes usar una mezcla de ingredientes porque en la vida hace falta un poco de todo para ser feliz, para construir y para mantener. Y finalmente, lleva tu olla a la mesa porque las formalidades no siempre son necesarias. calor, honestidad y amor hacen la diferencia

Te deseo que tu vida sea como un buen chulent, lleno de amor, calor, variedad de ingredientes, sazón, sal y pimienta, paciencia y mucha familia y amistades para compartirlo.

Historia de la receta

Mi Zeide, Efroim Leib (Leibush) Katz, o como era conocido, el shojet Katz, nació en Galitzia en 1904. Sirvió en el ejercito polaco en la división de caballería durante la Primera Guerra Mundial, y escapó de Polonia en 1940, cuando a mi papá, su hijo, le entregaron papeles para servir en un campo de trabajo nazi. Últimamente llegó a México en 1947, donde se estableció con mi buby Golda y mi papá, y fue uno de los shojtim principales de la comunidad Ashkenazi en México.

Mi Zeide fue un hombre extraordinariamente inteligente, perspicaz, amoroso y excelente cocinero. Poseía conocimiento innato de medicina, preparando sus propios menjurges que todo lo curaban, tenía memoria fotográfica, una gran erudición en temas y libros religiosos y una profunda identificación religiosa, judía y zionista.

Al día de hoy todos nos acordamos de sus consejos y de sus psak halajá, y decir: “zeide me dijo” es sinónimo de “así es y no hay mas vuelta”.

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