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El mundo literario y los libreros estadounidenses normalizan la prohibición de vender libros a los judíos, pero los judíos siguen vendiendo libros.
Por Steven MgGuire y Michael B. Poliakoff
La bancarrota ética de su posición se hace aún más clara a la luz del entusiasta perfil que Shelf Awareness hace del mensaje de Ta-Nehisi Coates, como “uno de los 13 libros próximos que sabemos que te encantarán”. Cabe destacar que ese libro recientemente recibió la crítica mordaz del periodista y autor Coleman Hughes como “una obra maestra de argumentos retorcidos y confusión moral”; el principal de esos argumentos retorcidos es su virulenta hostilidad hacia Israel.
Los censores pueden causar mucho daño a corto plazo, pero la historia nos dice que finalmente pierden y su desgracia sigue.
Este episodio es el último de una serie de eventos que ilustran cómo el mundo literario se ha vuelto tan decisivamente contra el sionismo como para volverse ampliamente antisemita. Hace referencia a una hoja de cálculo titulada “¿Tu autor favorito es sionista?” En un artículo publicado en las redes sociales a principios de este año, James Kirchick informó en mayo que “ha surgido una prueba de fuego en amplios sectores del mundo literario que excluye efectivamente a los judíos de la participación plena a menos que denuncien a Israel”. Listas negras como ésta, así como cancelaciones y denuncias, esperan a quienes se nieguen a cumplir.
PEN America se vio obligada a cancelar su ceremonia anual de premios después de que numerosos nominados se retiraran y la organización enfrentara crecientes críticas por no ponerse más del lado de los palestinos contra Israel.
Más recientemente, se canceló un panel en un festival literario porque dos de los panelistas se negaron a compartir el escenario con la moderadora, que es “sionista”. Y se canceló un evento de libros en Nueva York porque el interlocutor programado del autor era un rabino.
Afortunadamente, en el caso de Israel Alone de Lévy, esta cínica adulación a los antisemitas, los ideólogos y a quienes adoran en el altar del resultado final resultó contraproducente. La educación puede iluminar a los prejuiciosos, por eso el libro de Lévy es tan urgentemente necesario, pero hay pocos antídotos contra la estupidez, excepto el libre mercado, que está funcionando brillantemente en este caso. El interés en el libro es bastante sólido y sin duda tendrá un efecto positivo en las ventas. Por lo tanto, debemos agradecer a Shelf Awareness por las consecuencias no deseadas de su malversación.
Nos complace agregar que nuestra organización, en asociación con B'nai B'rith International, ha recaudado fondos de generosos donantes privados para comprar y distribuir gratuitamente miles de copias del libro a estudiantes universitarios de todo el país. El Sr. Lévy también hablará en noviembre en universidades estadounidenses y canadienses seleccionadas. Como explicó, "para frenar este odio se comienza por ir a la fuente". Está muy claro que demasiadas universidades y demasiados periodistas no han logrado proporcionar lo que los estadounidenses necesitan entender sobre Israel y Oriente Medio.
Los censores pueden causar mucho daño a corto plazo, pero la historia nos dice que, en última instancia, pierden y su desgracia les sigue. Esto viene del autor romano del primer siglo Tácito: “Cuando lo creado es perseguido, su autoridad crece. Ni los déspotas extranjeros ni otros que emplean tal salvajismo engendran nada más que infamia para sí mismos y gloria para aquellos a quienes persiguen”.
La irónica buena noticia es que, a pesar de los esfuerzos de Shelf Awareness, muchas más personas conocen ahora Israel Alone. Pueden formarse sus propias opiniones sobre su mensaje.
Publicado en https://www.tabletmag.com/sections/arts-letters/articles/bhl-boycott-backfires
