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El rescate milagroso de libros

Sara S. Kemper

Durante el Holocausto, los nazis llevaron a cabo extensas campañas de quema de libros, con el objetivo de eliminar obras que consideraban “no alemanas” o contrarias a su ideología. Estas quemas se llevaron a cabo tanto en la Alemania nazi como en los territorios ocupados.

Unos de los ejemplos que más destacaron durante la Segunda Guerra Mundial, lo fue la evacuación de libros y documentos de la Biblioteca Nacional de Francia como una operación monumental y arriesgada. Además de la planificación meticulosa, hubo desafíos logísticos enormes que incluyeron la organización de transportes seguros en medio de una guerra en plena expansión.

Las colecciones se trasladaron en trenes y camiones a lugares previamente identificados por ser seguros y discretos. Monasterios, abadías y castillos en áreas rurales se convirtieron en los nuevos hogares temporales para estos tesoros culturales. A menudo, estos sitios se elegían debido a su lejanía y su fortaleza estructural contra bombardeos.

El bibliotecario jefe Julien Caín y su equipo implementaron métodos para engañar a los invasores, como etiquetas falsas y registros que ocultaban la verdadera naturaleza y ubicación de los libros más valiosos. Esta red de operaciones incluía a ciudadanos comunes y corrientes que, a riesgo de sus propias vidas, ayudaban a esconder y proteger estos libros.

Caín era judío y siendo el administrador general de la Biblioteca Nacional de Francia (entonces llamada Biblioteca Nacional) antes de la ocupación de Francia por la Alemania nazi, imaginó el peligro en el que podrían estar muchos títulos de autores que representaban antagonismo a los intereses de Hitler.

Poco después de que comenzara la ocupación, Caín fue destituido de su cargo por el gobierno de Vichy por ser judío y reemplazado por el colaboracionista Bernard Faÿ. En febrero de 1941, Caín fue denunciado en Le Matin y arrestado. Estuvo detenido en prisiones francesas hasta enero de 1944, cuando fue enviado a Buchenwald.

Impresiona ver cómo el conocimiento y la cultura pudieron motivar actos de valentía y dedicación tan extremos. Conocer esta historia nos hace reflexionar sobre el valor incalculable de preservar nuestra herencia cultural y el poder de la resistencia intelectual en tiempos de oscuridad, y que se haya logrado de alguna manera sería hablar de un rescate milagroso.

¿Qué obras pudieron estar en peligro?

Los libros de escritores como Franz Kafka, Sigmund Freud, Stefan Zweig y Albert Einstein fueron considerados peligrosos y muchos de ellos fueron quemados.

No obstante, la vida de Freud aparentemente no se consideraba en peligro, sin embargo, en mayo de 1933 sus libros, junto a los de otros autores -en su mayoría judíos-, fueron quemados por simpatizantes de Adolfo Hitler en una plaza ubicada frente a la Universidad de Berlín.

“¡Que progreso estamos haciendo! En la Edad Media me habrían quemado a mí, pero hoy se contentan con quemar mis libros”, le escribió Freud, con su característico sarcasmo, a un amigo. (Andrew Nagorski, en su libro Salvar a Freud).

Literatura marxista y comunista: Autores como Karl Marx y Friedrich Engels fueron censurados y sus libros destruidos.

Textos liberales y progresistas: Obras de escritores como Thomas Mann y Erich Maria Remarque (autor de “Sin novedad en el frente”) también fueron atacadas por su crítica a la guerra y a los valores conservadores.

Filosofía y teoría política contraria al nazismo: Textos de filósofos como Friedrich Nietzsche (aunque algunos de sus escritos fueron reinterpretados por los nazis), Immanuel Kant y Baruch Spinoza también fueron blanco de censura.

Los libros escondidos en las bibliotecas clandestinas de los guetos: En lugares como el Gueto de Varsovia, los judíos lograron esconder colecciones de libros, a pesar de las prohibiciones. Algunas de estas colecciones incluían obras religiosas y literarias que los nazis intentaban eliminar.

Textos religiosos judíos: Muchos textos sagrados, como el Talmud y los rollos de la Torá, fueron destruidos en gran cantidad, pero algunos lograron ser escondidos por comunidades judías o por gentiles que protegieron estos libros.

Obras de exiliados: Autores que escaparon de Europa durante el régimen nazi, como Bertolt Brecht, Thomas Mann y Hannah Arendt, lograron salvar parte de su trabajo, que fue publicado y preservado en el exilio.

Se hubiera logrado eliminar por completo la obra y legado de los científicos, escritores y pensadores judíos, el mundo habría perdido una cantidad significativa de premios Nobel que han sido otorgados a personas de origen judío. Los judíos han mantenido una influencia notable en la ciencia, la literatura y otras áreas del conocimiento, y muchos de ellos han sido galardonados con el Premio Nobel. Aquí algunos ejemplos importantes de premios Nobel judíos que se habrían perdido si el nazismo hubiera triunfado en su intento de borrar estas contribuciones.

Albert Einstein (Nobel de Física, 1921)

Einstein, quizás el científico más famoso del siglo XX recibió el Premio Nobel de Física en 1921 por su trabajo sobre el efecto fotoeléctrico, un descubrimiento que fue fundamental para el desarrollo de la teoría cuántica. Sus teorías de la relatividad especial y general revolucionaron nuestra comprensión del espacio, el tiempo y la gravedad. Einstein era judío y fue una de las principales figuras intelectuales perseguidas por el régimen nazi, aunque logró escapar de Europa antes de que fuera demasiado tarde.

Niels Bohr (Nobel de Física, 1922)

Aunque Bohr jugó un papel fundamental en el desarrollo de la mecánica cuántica y contribuyó enormemente a la física nuclear. Durante la Segunda Guerra Mundial, Bohr tuvo que huir de Dinamarca ocupada por los nazis debido a sus raíces judías y su trabajo en la física que eventualmente contribuyó al Proyecto Manhattan.

Otto Warburg (Nobel de Medicina, 1931)

Warburg fue un fisiólogo judío-alemán que recibió el Premio Nobel por su investigación sobre el metabolismo de los tumores y la respiración celular. Aunque el régimen nazi lo dejó trabajar en Alemania debido a su prestigio, fue constantemente perseguido y sus investigaciones se vieron limitadas. Su trabajo es crucial para la biomedicina moderna, y su pérdida habría sido devastadora para la ciencia.

Otto Stern (Nobel de Física, 1943)

Stern, un físico alemán de origen judío, fue galardonado con el Nobel por su trabajo sobre el momento magnético del protón. Stern fue uno de los físicos judíos que huyó de Alemania poco después de la llegada de Hitler al poder, continuando su trabajo en los Estados Unidos.

Jacobo Timerman

Editor y mentor de Gabriel García Márquez (Premio Nobel de Literatura 1982), un periodista y editor judío-argentino que fue perseguido por las dictaduras en Argentina. Timerman también fue una de las voces clave en la denuncia de los crímenes de los regímenes autoritarios, y su legado estuvo en riesgo.

Elie Wiesel (Nobel de la Paz, 1986)

Wiesel, un sobreviviente del Holocausto, ganó el Premio Nobel de la Paz por su trabajo para mantener viva la memoria de las atrocidades cometidas durante la Shoá y su lucha por los derechos humanos. Su obra más famosa, La noche, es un testimonio fundamental del genocidio nazi contra los judíos. Si los nazis hubieran logrado su objetivo de eliminar el pueblo judío, voces como la de Wiesel no habrían existido para recordar al mundo los horrores de la guerra.

Robert Aumann (Nobel de Economía, 2005)

Matemático y economista judío, Aumann fue galardonado con el Premio Nobel de Economía por su trabajo en la teoría de juegos, un área que ha transformado nuestra comprensión de la cooperación y los conflictos, con aplicaciones que van desde la política hasta la biología.

Franco Modigliani (Nobel de Economía, 1985)

Modigliani, de origen judío italiano, fue galardonado por sus teorías sobre el ahorro y el consumo Inter temporal. Su trabajo es una piedra angular en la macroeconomía moderna. Huyó de Italia durante el fascismo y se refugió en Estados Unidos, donde desarrolló gran parte de su investigación

Daniel Kahneman (Nobel de Economía, 2002)

Kahneman, un psicólogo israelí de origen judío, recibió el Premio Nobel por su trabajo pionero en la integración de la psicología con la economía, especialmente en el ámbito de la toma de decisiones bajo incertidumbre. Su enfoque revolucionario ha influido profundamente en el campo de la economía conductual.

Rita Levi-Montalcini (Nobel de Medicina, 1986)

Levi-Montalcini fue una neurocientífica judía italiana que ganó el Premio Nobel por su descubrimiento del factor de crecimiento nervioso, lo que abrió nuevas vías en el estudio

de las enfermedades neurológicas. Durante la Segunda Guerra Mundial, tuvo que trabajar en secreto en un laboratorio improvisado debido a las leyes raciales fascistas en Italia.

Richard Feynman (Nobel de Física, 1965)

Aunque no fue directamente perseguido por los nazis, Feynman, uno de los físicos más influyentes del siglo XX, era de origen judío. Ganó el Nobel por su trabajo en electrodinámica cuántica, que sigue siendo fundamental para nuestra comprensión de las interacciones entre la luz y la materia.

Estos son sólo algunos ejemplos de figuras clave de origen judío que contribuyeron de manera fundamental a diversas disciplinas, porque existen muchos más. Si el nazismo hubiera tenido éxito en eliminar a la población judía y su legado intelectual, el mundo habría sido un lugar muy empobrecido en términos científicos, literarios y humanitarios. Las ciencias y las humanidades no serían lo que son hoy sin las contribuciones de tantas mentes brillantes.

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