Eshely: Es el amor un grito de fuego

Compartimos con nuestros lectores este extracto del libro de la escritora Jenny Asse Chayo, “Eshley: Es el amor un grito de fuego”, quien está a cargo del Taller de Escritura Creativa organizado por el Comité Cultural de la Kehilá, y que refleja mucho del sentir en estos momentos que estamos pasando.

Blanca germina la arena bajo la tierra, en nombre de los esclavos del mundo despertamos, en nombre de todas las muertes nos revolucionamos, en nombre de las injusticias hemos luchado, en nombre del amor hemos sido calcinados por el odio de otros pueblos; nos han negado, nos han olvidado sin reconocernos, nos han expulsado de un sin fin de tierras, un sinfín de mundos.

Ave del misterio, Ojo interminable del vacío, protégenos con Tu Manto sagrado, ktonet pasim, que al elegirnos nos han precipitado hacia la muerte, porque quién quiere ser mirado tan de cerca por Ti, quién quiere ser el águila que se desnuda ante Tus Ojos dolorosamente, tantas veces para renacer con la mirada espasmódica del viento, con las pupilas fulgurantes de

Luz después de tanta muerte.

Nadie pudo salvarnos verdaderamente, sólo Tú, desde la misericordia de un Padre arrepentido has vuelto a perdonarnos; y nos arrastramos frente a Ti tantas veces, mordimos el polvo de la serpiente, parimos con dolor cada uno de nuestros libros, hijos de nuestro vientre.

Nunca supimos de qué materia estamos hechos, nunca tampoco qué fulgurante espina nos esperaba en el camino, nos han clavado la historia de Tus pueblos en la frente, nos han hendido los ojos con la mirada de los desarraigados.

Ojo del alumbre nos miras desde el Triángulo infinito de las horas, protégenos con el manto sagrado con el que cubriste a las mujeres de tu pueblo, a las madres consagradas que el

tiempo y la historia han dejado en el olvido. Ellas cargaron el misterio de Tu Nombre en sus entrañas y por eso callaron siempre. Nada importó para ellas más que ser fecundadas por el amor y sentir como latía la vida en sus úteros silentes. Espíritu del Nombre Santo que fecunda a las mujeres, Sheren, que unge a todas ellas, por ser las portadoras secretas de Tu Am/or.

Cada vez más injustamente son vertidas en el aire sus lamentos, Eva llama, ave inmensa, haznos fuertes, danos el paraíso que respiraste antes del pecado, devuélvenos el aire limpio, el agua transparente, el fruto inusitado de Tu vientre.

Borra la semilla de la muerte de la entraña universal, Caín de agua, fuego de aire, Caín de tierra celeste entre todos los pálpitos lleva el signo de la muerte y expulsado anda contigo por las tierras exiliadas.