Hilvanando Palabras

Taller de Escritura Creativa que la Kehile está llevando a cabo dentro de sus instalaciones, cada miércoles de 12:00 a13.30 horas, después de la Convocatoria donde se invitaba a ¨ atreverse a liberar el alma de escritor que llevamos dentro ¨.

El grupo quedó conformado por cinco participantes: Sara Maya Benrey, Eugenia Popowski Wilk, Ruth Memun Charbit, Celia Dobin Mamiye y Vicky Algazi Capuano. Escogimos ponerle de nombre HILVANANDO PALABRAS, apelativo poético, inspirador y que representa lo que hemos estado haciendo en estas primeras cinco (de quince) semanas desde que arrancó.

En él, se ejercitan en la escritura hasta encontrar su propia voz, experimentando con distintos tipos de narrador, conociendo algunos géneros literarios: crónica, cuento, ensayo e ir avanzando poco a poco hasta definir sobre qué y cómo cada una escribirá su propio libro, que debe quedar - si no ya terminado-, al menos muy avanzado al término del Taller.

Trabajan en casa las respectivas tareas que se les piden - ¨ jugando ¨ e imaginando situaciones, emociones - que se comentan en clase por todas las participantes; se hacen correcciones, se evitan errores como clichés y cacofonías, y así, van creciendo, desarrollando ese talento que poseen e ideando sobre qué desean y necesitan escribir en las siguientes semanas, hasta culminar en el logro de su sueño: su libro.

Les comparto para que las vayan conociendo a través de breves textos, algunas de sus tareas, como cuando se les pidió elegir algún objeto o situación que les agrade mucho, o bien, todo lo contrario- que les desagrade sobremanera- y poder sorprender al lector y hacerlo sentir lo mismo que la autora quiso describir.

Diversión, juego, pero, sobre todo, disciplina e inspiración. Y, poco a poco, van soltando la pluma y la creatividad.

He aquí algunos de sus escritos, que NO son lo que será ese libro que apenas se está gestando en su imaginación, sino meramente unos ejercicios creativos.

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¡Ay, canijos!

¡Ay, canijos, si supieran cómo me molestan! Me aprietan, ahorcan, taladran, se clavan; lastiman. Las tiritas se encajan y marcan tu piel, te sacan callos, duelen los deditos, también los metatarsos -si el empeine lo tienes alto-. Te provocan molestia en los arcos y, si los pies resbalan mucho hacia delante, las puntas llegan a besar el piso y los talones se descolocan, provocando gran incomodidad.

Pero,¡qué ironía!. Cuando de niña pequeña te calzas los de mamita, la tía o la abuela, deseas pronto crecer para sentirte graaaande y taconear por todos lados. Más adelante, -al llegar los años mozos-, te sientes muy importante y hasta presumes al utilizarlos…

Posteriormente, cuando ya aparece el novio, los aparadores y espejos no te alcanzan para mirarte de reojo, no vaya siendo que quedes más alta que él, al traerlos puestos.

¡Qué experiencias aquellas!

El tiempo pasa y surgen grandes cambios. Hoy en día no ceso de preguntarme: ¿a quién cara… se le pudo haber ocurrido semejante manufactura?

Sara Maya de Raich

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¡Bendito seas!

No lo tuve que pensar mucho. Algo que me agrade…Hmmm, pues sí, tú.

Has sido mi compañía durante varios períodos de mi vida. Y, así como mis distintas etapas han ido cambiando, así también mi gusto hacia ti.

Antes eras de leche el preferido pero, al ir creciendo, también ese placer ha ido madurando y ahora me gustas más sobrio, más sencillo, no tan dulce.

Es un verdadero agasajo el poder disfrutarte, y agradezco tu presencia en la vida cotidiana.

Desde que recuerdo, fuiste mi preferido en el helado, en los postres y, ahora, en mis ratitos de apapacho.

¡Gracias, amado chocolate, por ser parte de mi existencia!

Celia Dobin Mamiye

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Un buen libro

¡ Ayyy! Qué emoción me da cuando me entero de que salió una nueva novela y cuando llega a mis manos, es una de las mejores sensaciones que tengo en mi vida.

Para mí, un buen libro es en el que sus personajes cobran vida y yo me siento uno de ellos; el que me imaginé su final, pero cuando llego a esa parte, quedo totalmente sorprendida; el que no importa cuántas veces ya lo haya leído, lo releeré cientos de veces más, como si fuera mi comodín en momentos de aburrimiento.

Un magnífico libro es el que te atrapa desde su portada hasta su punto final y con el que las horas se te pasan como un río sin obstáculos.

No hay mejor tarde lluviosa, que la que acompañas con un libro, un aroma puro a cafecito recién hecho, que hasta le gana a las mejores fragancias de París; acurrucada en el sillón, con una manta tan grande, que te pierdas dentro de ella y, como toque final, una música relajada de fondo.

Ruth Memun Charbit

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El taladro dental

Cínica, odiosa, cruel y fría maquinita, reposando en su soporte con su actitud mustia y triunfal. Segura de su victoria.

Su pequeña estructura de acero la hace aún más odiosa con esa aguja implacable y, yo la miro de reojo, con esa absurda imaginación siempre esperanzada, en que quizá ya inventaron algo mucho mejor.

De pronto la miro con odio, pero, la desgraciada no se inmuta.

Y entonces, la mano de su amo la levanta y yo percibo un hueco en el estómago, porque siento que salió un dragón implacable, y en un cínico acto de dudosa misericordia me susurra: “abre la boca, te voy a curar, pero te voy a torturar…jajaja”.

Eugenia Popowski W.

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El árbol de los Nísperos

A través de la ventana de su oficina, ella ve el árbol de nísperos que está sembrado en un rincón del garaje. Supone que antes de que ese lugar fuera decorado con este regalo de la naturaleza y fuese cuidado por Nicasio el jardinero, lucía sombrío y sin atractivo alguno.

Es un bello ejemplar frutal de la familia de las rosáceas, muy alto, bonito y frondoso. En los meses de noviembre y diciembre se llena de frutos; lo malo es que su gran altura no permite fácilmente alcanzarlos, desprenderlos y saborearlos, por lo que hay que esperar a que Nicasio venga, que sucede cada quince días, se suba en su escalera y le baje algunos nísperos de las ramas más altas, ya que ella sólo puede alcanzar los de las ramas colgantes, puesto que los que están hasta arriba, son para deleite exclusivo de los pájaros y una que otra ardilla que de repente observa trepada jugueteando en sus ramas, comiéndose lo que ella se quisiera comer.

El resto del año, su aspecto es como el de cualquier otro árbol, lleno de hojas pero, sin frutos.

No puede evitar recordar los nísperos que ha probado en Barcelona y otras ciudades de España- concretamente, en Madrid, Sevilla, Granada y Córdoba- y compararlos con los de México, que son tan chiquitos. Además de ser tan pequeños, sus semillas son grandes, por lo que, de fruta, es poco lo que se puede disfrutar. En cambio, los de la tierra del flamenco, las tapas, las corridas de toros y olé… son totalmente diferentes. Curiosamente, se dan en primavera, poco antes del verano, y no en el otoño-invierno como en su ciudad. Los de allá son grandes y un poco más jugosos, de sabor acidulado; únicamente se pueden encontrar en los meses de abril y mayo. Alcanzan casi el tamaño de un durazno- como el de los amarillos de su país- y, aunque sus semillas también son grandes, son mucho más carnosos, por lo que, a ella le parecen deliciosos.

Desafortunadamente hace ya tres años que no los prueba; primero, porque en el 2020- por la Pandemia-, los vuelos se suspendieron y el mundo se paralizó. Y los años subsecuentes, por cuestiones laborales, no ha podido viajar en esa época. Ha ido en septiembre y diciembre, cuando ya no los encuentra.

No sabe cuándo podrá volver a satisfacer su antojo de nísperos españoles.

Ojalá pueda ser el año próximo.

Vicky Algazi Capuano

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Quise compartirles desde dentro en qué consiste este Taller de Escritura Creativa y que pronto veamos el resultado: haber motivado a estas cinco escritoras a llegar a la meta, su libro, e invitarlas a que sigan expresándose a través de la escritura, con nuevas herramientas y un gran sentimiento de logro.

Y, tal vez, presentar a ustedes, en un futuro, fragmentos de esos libros.

Raquel Bialik

Profesora del Taller