Mensaje del Lic. Mauricio Bicas, Presidente de la Comunidad Ashkenazí de México, en ocasión de Pésaj

Llega Pésaj y todos los judíos del mundo nos preparamos para conmemorar la historia de liberación de nuestro pueblo del antiguo Egipto, descrito en los libros del Éxodo, Números y Deuteronomio, entre otros, siendo la fiesta más antigua que se celebra de forma continua en el calendario judío.

Las tradiciones y costumbres que todos llevamos a cabo, cuya historia conocemos desde la más pequeña infancia, para sentarnos con nuestra familia y festejar alegremente durante el "Seder”, palabra en hebreo que significa orden, por la dicha de la libertad que con ayuda de Hashem fue posible hace siglos para cambiar la vida de los yehudim.

Año con año, volvemos a contar (Hagadah) la historia, incluimos bendiciones sobre la comida y el vino, pero el profundo trasfondo y la explicación de cada simbolismo de Pésaj, nos muestra la gran importancia de esta festividad para ser respetada en todas las casas judías del mundo, en donde la libertad debe prevalecer, así como la justicia social y el libre albedrío, elementos fundamentales de nuestras vidas.

Todo esto nos mueve siempre a meditar sobre las acciones que como comunidad y a nivel individual realizamos con el fin de sembrar valores, asegurando que la continuidad y el ejercicio del judaísmo sea siempre posible en el marco de paz y libertad. Con estos elementos sabemos que se privilegia el libre albedrío, sin embargo, es importante que éste siempre debe priorizar nuestra conducta y dirección hacia buenas acciones que nos eleven en el plano espiritual y social, considerando que Hashem las decide, pero como enseñaba Rabí Akiva, “Todo está previsto, sin embargo, se otorga libertad de elección”.

Deseo que todo el Yshuv a nombre de la Kehilá Ashkenazí de México y en el mío propio, celebre Pésaj alrededor de la calidez y alegrías que nos brinda el acompañamiento familiar. Que sea un Pésaj Kasher Ve´Sameaj, recordando que la protección divina nos ha acompañado por siempre, desde que salimos victoriosos cruzando el desierto hacia Eretz Israel, qué más enseñanza que ésta podemos tener.