Pesaj para un millennial

Arturo Kemper

Realmente no existe mucha diferencia entre lo que piensa un niño, un abuelo o los jóvenes que nos preparamos para la fiesta de Pesaj. Una celebración que nos recuerda que fuimos esclavos y desde niños nos sentimos algo asustados de saber que, a través de la historia, la hemos pasado algo difícil, y vemos que las cosas no siguen del todo bien.

Mientras la Hagadá nos habla del paso que tuvimos que hacer para lograr la libertad y el éxodo, un tema principal no se menciona en la narrativa, el liderazgo de Moshé, siendo que es una figura central que nos apasiona porque en serio la epopeya que llevó a cabo, es uno de los pasajes bíblicos que a mí personalmente más me apasionan, aunque claro, Di-s nos sacó con su mano poderosa, nos acercó a Él y con eso el pueblo judío confirmó que la promesa que le hizo a Abraham sigue en pie, porque no sólo nos salvó de Egipto sino que además nos sigue salvando a lo largo de la historia judía.

Comenzamos la parte final de Maguid diciendo: “…en cada generación la persona está obligada a verse a sí mismo cómo si él hubiera salido de Egipto”. Debemos entender entonces que Pesaj no se trata de una redención que ocurrió hace mucho tiempo, sino nos refiere a un trabajo continuo, no se trata de algo que pasó, sino de algo que está pasando ahora.

Y este año sinceramente nos preguntamos si podemos alegrarnos ¿Cómo podríamos estar festejando mientras Israel está en guerra o mientras los secuestrados han perdido su libertad y están en manos de los peores enemigos?

Éstas no son preguntas simples. Una y otra vez tenemos que extraer del mensaje de nuestra tradición para darle sentido a nuestras vidas.

Los judíos sabemos que los ritos no suceden solos y también sabemos que el poder redentor no se libera del todo cuando incluso hacemos dichos rituales. La realidad es que uno no puede proponer reglas para alegrarse, mi sugerencia entonces es que leamos la Hagadá como un texto incomparable de la historia para ser utilizado al potenciar nuestra misión en esta vida.

La alegría en algún punto pasa en esos momentos que tendremos en el Seder al compartir las miradas, sonreírnos, manchar con vino el mantel preferido de nuestras bobes, comer guefilte fish que a mí sí me encanta, recordar que algunos que ya no están sentados con nosotros vivieron experiencias aterradoras y que

lamentablemente hoy en nuestros días, en pleno siglo XXI, también existen quienes no podrán estar con sus familias. Más, sin embargo, haremos de este Pesaj, algo especial, abrir la puerta a Eliahu Hanaví.