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Un escritor por encima del tiempo

Por Moshé Korin*

De entre la generación de escritores pioneros de Israel, el nombre de Samuel Agnon ya es legendario como exponente de la literatura hebrea moderna.

Samuel Joseph Tchatchkes, conocido más como Agnon, fue uno de los escritores más fértiles de la primera generación de escritores judíos en Israel. Poeta precoz, cuentista y gran novelista, se convirtió en 1966 en el primer escritor israelí en recibir el Premio Nobel de Literatura.

Los orígenes

Agnon nació en 1888 en Buczacz (Galitzia, Polonia). Aunque no recibió educación formal; de su padre conocido rabino de entonces, aprendió Talmud y de su madre literatura alemana. Cuando tenía ocho años comenzó a escribir en hebreo y en ídish. Y ya con tan sólo 15 años publicó su primer poema en ídish. Ese fue sólo el comienzo ya que en los años siguientes comenzó a publicar regularmente y llegó a escribir 70 poemas tanto en hebreo como en ídish.

Su primera historia corta, Agunot ("Esposas abandonadas") fue publicada en la entonces llamada Palestina en 1908 bajo el nombre de Agnon, que era similar al título de la historia, y que se convertiría con el tiempo en su seudónimo y nombre oficial después.

La primera vez en Israel

En el año de 1909 a los 21 años decide instalarse en Israel atraído por el ideal sionista. Allí vivió en Yafo (Jaffa) y adoptó una manera de vida secular. Aunque al tiempo volvió a la tradición judía y siguió siendo un judío observante durante el resto de su vida.

Su adorada Jaffa y su inquebrantable ideal de convivencia pacífica entre los pueblos que la habitaban fue inspiración de muchas de sus palabras:

“Yafo es la amada de las aguas: Las olas del Gran Mar besan sus playas, un manto azul la cubre todos los días y la ciudad entera rebosa de toda clase de gente, judíos, musulmanes y cristianos, ocupados en el comercio y en el trabajo, en la carga de buques y en la exportación.” (Agnon. “Juramento de fidelidad”)

En Alemania

En 1913, la Primera Guerra Mundial lo obliga a volver a Europa, y dejar Israel para radicarse en Alemania, donde vivió por 11 años.

Estando en Alemania conoció a Salman Schocken, un acaudalado hombre de negocios, quien se transformó en su protector y benefactor. Con su ayuda, Agnon tuvo la oportunidad de despreocuparse de su economía personal y aquello le posibilitó dedicarse de lleno a la escritura. Sin embargo, el 6-6- 1924 un incendio terminó con todos sus manuscritos. Agnon decidió entonces retornar a Israel.

Retorno a Israel

El año 1924 se instala definitivamente en Jerusalén, en el distrito de Talpiot, donde vivió hasta su muerte ocurrida el 17-02- 1970, a raíz de un ataque cardiaco. Ya en 1932 es

reconocido como una de las figuras centrales de la literatura hebrea moderna cuando publica en hebreo la primera edición de sus trabajos escogidos.

Obra

Sus trabajos completos fueron editados en el año 1964 en Jerusalem en ocho volúmenes con los siguientes títulos: Hajnasat Kala (“La dote de la viuda”), Elu va-élu (“Estos y aquella”), Kapot Al-Hamanul (“Sobre el umbral”), Oréaj nata lalun (“El anfitrión de la noche”), Tmol sihlshom (“Ayer, anteayer”- Posiblemente su mayor obra), Samuj veniré (“Cerca y visible”), Ad héna (“Hasta aquí”), Haésh vehaetsím (“El fuego y la madera”).

Su personal estilo

Uno de los rasgos más fuertes de la escritura de Agnon es la sencillez y contundencia de su decir. Así por ejemplo de este modo señalaba con impecable maestría el vivir en tierra de Israel antes de las guerras.

“De cuando en cuando, se reunían y discutían acerca del país y de su comunidad; y enviaban informes de sus sesiones al ´Consejo de los Amigos de Sión´ (…). Y, entretanto, cada hombre era padre para sus hijos e hijas, marido para su esposa y amigo para sus amigos.

La vida era poco exigente; apenas sucedía nada, los días transcurrían sosegadamente, la gente se conformaba con lo que tenían. Sus necesidades eran limitadas y quedaban fácilmente satisfechas.” (Agnon. “Juramento de fidelidad”).

Pero además sumado al dominio de la palabra directa, la prosa de Agnón tiene otros dos rasgos distintivos fundamentales: la exquisitez de sus metáforas y la búsqueda introspectiva de sus personajes.

Agnón ahonda en los estados de ánimo, en las pasiones del amor, en los interrogantes existenciales y espirituales.

“De los lugares secretos de la noche, llegó el silencio y se enroscó a mi alrededor hasta que pude ver y tocar la tranquilidad.” (Agnon. “Edo y Enam).

(…) ¿qué razón impulsa a los que dejan sus hogares y van de un lugar a otro? ¿Es una primera ley de nuestra experiencia o una engañosa ilusión que como reza el viejo proverbio: ´Tu felicidad está donde no estás tú´?” (Agnon. “Edo y Enam”).

En el camino de la interrogación interna muchas veces hallamos que su pluma desemboca en una mixtura entre la realidad y la fantasía. Su letra nos lleva pausadamente por el terreno de lo onírico y nos adentramos en relatos, tanto fílmicos por su impecable descripción, como mágicos. Creo que el por qué de este singular ir y venir de los interrogantes más íntimos de la razón a los mundos íntimos de los sueños podemos hallarlo en la palabra misma del escritor cuando nos dice:

“Ninguna explicación puede afectar al problema, ninguna exposición de causas, alterarlo. Estas no son más que las opiniones que la gente emite para ejercitar su ingenuidad en

palabras sin significado alguno, en casos que no pueden ser resueltos, en acontecimientos para los que no existe consuelo.” (Agnon. “Edo y Enam”).

Algo indudable de su sello personal es que sus palabras quedan impregnadas en el lector de cualquier pieza que de Agnon lea, ya que es inevitable la interpelación a sus propios afectos.

Galardones

Agnon recibió muchos premios durante su vida, incluyendo el premio de Israel en 1954 y 1958 y el Premio Nobel de Literatura en 1966 (el primero concedido a un escritor hebreo), así como además el Premio Bialik, el galardón más prestigioso de las letras de Israel

Cuando le entregaron el Nobel dijo a la academia sueca:

“Los cuentos e historias de la gente han sido grabados en mi corazón y algunos han brotado de allí hasta mi pluma.”

Por ello es que tal vez el premio más importante sea el de sus lectores contemporáneos, pues sus obras siguen vigentes y su frescura convoca al lector actual que se siente transportado por la belleza de su inmortal letra.

· Publicado en: Periódico Judío Independiente www.comunidades.delacole.com

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